Te levantas acelerado, pensando que tienes que ir rápido porque tienes que preparar mil cosas antes de salir hacia el trabajo. Si eres madre o padre los niños tienen que desayunar, vestirse, quizás se hagan caca en el peor momento y tienes que cambiarles de pañal, por supuesto... Si eres madre o padre de mellizos, como es el caso, el caos invade tu vida. Eres como una especie de robot que hace a diario las cosas exactamente iguales porque funcionan.
En fin, que cuando logras salir de casa es un logro, vas corriendo a la guardería, después corriendo al metro y si encuentras sitio para sentarte, genial!!! Es uno de tus momentos de relax del día, puedes escribir, leer, observar lo que pasa a tu alrededor... Y es observando a la gente en el metro donde a veces te planteas muchas cosas. Por ejemplo, vamos casi todos con un móvil en la mano, es ya algo super habitual... No despegamos la mirada del aparato y por eso pasan desapercibidas muchas cosas importantes. Por ejemplo, quizás ha entrado una mujer embarazada o una persona mayor a la que se le debería ceder el sitio. La tecnología se apodera de nuestras mentes poco a poco!!! Observando, también es curioso cómo todo el mundo va con prisa y con una cara seria que a veces da hasta cosa... Quizás este ritmo no es demasiado bueno... Un poco de calma y una sonrisita a veces da la vida.
Logras llegar al trabajo y quizás tienes la suerte de tener unos compañeros geniales y un entorno envidiable... Pero si es todo lo contrario tu jornada laboral se convierte en una lucha por intentar hacer tu trabajo calmadamente... Sin una cara rancia a tu lado, sin carreras por los pasillos, sin gente hablando a gritos y sin llegar a ninguna conclusión, sin jefes que ven como algún empleado está enfermo y pasan al lado como si fuera lo más normal trabajar así o pasar frío o calor en tu sitio sin que nadie lo remedie...
Finaliza, tu jornada, vuelves a tu casita y por fin logras relajarte un rato... Y al día siguiente... Locura de nuevo, que vives en Madrid!!!
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