viernes, 18 de diciembre de 2009

Ataque a Berlusconi

Berlusconi siempre ha sido un hombre polémico. ¿Será el poder? Il Cavaliere no pasa desapercibido, es un gran magnate de la comunicación, empresario y políticamente, a pesar de que sus opiniones no siempre son aceptadas por un gran número de personas, sigue triunfando, le siguen votando, y por eso está ahí como Primer Ministro.

El ataque a Berlusconi llevado a cabo por un hombre que al parecer se encuentra en tratamiento psiquiátrico muestra el malestar latente entre la población italiana contra el primer ministro. Es inaceptable un ataque así, por supuesto, pero los políticos en ocasiones deberían moderar sus ataques verbales hacia ciertos sectores sociales de ideologías diversas, ya que el grado de ofensa o de burla puede llevar a altos grados de rabia y violencia que se evitarían simplemente con prudencia y cordura.




Agresión a Berlusconi

La seguridad de Il Cavaliere no funcionó, y eso que, sabiendo el rechazo que podría causar su aparición reforzaron el sistema. ¿Cómo es posible un fallo así? Berlusconi debe alegrarse de no tener lesiones más graves, ya que, a pesar de la dureza de la agresión sólo le lanzaron una figurita, pero de igual manera podrían haberle agredido con mayor dureza y la seguridad hubiera lamentado no saber actuar ante un baño de multitudes del político, y eso sería inexplicable. Muchos políticos han sido atacados o han sido objeto de intentos de ataques por defender unas ideas, valores o formas de actuar. Y forma parte de su puesto una seguridad cualificada que sepa dar respuestas a episodios violentos como el sufrido por Berlusconi, ya que es algo fundamental, ellos representan la votación del pueblo, son líderes que se exponen al resto de la sociedad para llevar a cabo proyectos, no siempre aceptados por la mayoría.

La conclusión es que Italia está demasiado agitada, los mensajes que lanzan sus políticos son quizás demasiado extremistas y crean excesiva animadversión hacia los contrarios. Es injustificable una agresión de tales dimensiones hacia un alto cargo, de igual manera que lo sería hacia cualquier otra persona. Los italianos deben acercar posiciones, tranquilizar el estresante clima político que tienen y luchar porque su país adquiera un camino civilizado y conciliador.

 
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