martes, 21 de enero de 2020

Educar sin tabúes

Parece mentira que estemos en el siglo que estamos y nos creamos tan modernos, libres, independientes y formados como nos creemos.

Aún se ven ideologías del pasado, mentalidades desfasadas que hacen recordar tiempos de represión. ¿Son sanos los tabúes? ¿Es bueno educar omitiendo información? 

Es del todo absurdo pensar que los niños o niñas vayan a adquirir una identidad sexual por el mero hecho de que les sea explicado en las aulas que existen diversas maneras de relacionarse. Por explicarles que una familia tiene diversas formas, que no siempre lo que más se ve es lo normal. Es decir, hay padres que mueven a sus hijos por un mundo creado por y para ellos basado en sus pensamientos. 

Es injusto, ya que esos niños serán adultos en algún momento y quizás ellos mismos experimenten que no son parte de esa normalidad que les enseñaron, que quizás son homosexuales y no heterosexuales como se supone que deberían ser. Entonces tendrán un conflicto interno y externo. Ellos sentirán que están enfermos y además sentirán que posiblemente sus familias les rechacen porque ya les dijeron que eso era anormal. Esos niños pueden salir de esa falsa burbuja y ver que el mundo es muy diverso. Que la gente es diferente y feliz. Nadie es igual a nadie y eso enriquece la vida. Pero quizás ellos en ese mundo se manejen mal, sean intolerantes porque así es como tendrán que reaccionar después de lo que les han dicho que es la vida.

Querer que los padres custodien la educación desde dentro. Que marquen las directrices a los profesores. Que tengan capacidad para que sus hijos no acudan a según qué clase porque se imparta tal o cual lección es del todo cruel y poco coherente si se quiere educar de forma correcta a los hijos. Es decir, si un padre muy religioso decide que su hijo no puede acudir a biología no vaya a ser que se hable de Darwin es una completa atrocidad. Que un niño no acuda a historia porque se va a impartir la lección sobre la época de Hitler o se hablará sobre Stalin es una barbaridad.

La vida es así. Es decir, el mundo está repleto de historias y antes también existieron historias. Ocultar a los hijos información sobre lo que acontece es un error.

La ministra de educación ha sido criticada por algo que es absurdo. Decir que los hijos no pertenecen a los padres en el contexto en el que ella ha manifestado eso es una cosa acertada. Es decir, el Estado debe velar por la formación de los niños, por hacer seres independientes y capaces de afrontar sus vidas. De igual manera que si un padre decide no escolarizar a un niño en edad de estar en el colegio el Estado también intervendría. O si un padre se niega a que un menor reciba una cura o ayuda médica a algo que es ilegal negarse el Estado debe intervenir. Es por eso que hacer demagogia sobre temas tan normales y coherentes entra dentro de un ambiente de crispación extendido entre las formaciones y partes de la sociedad más conservadoras y menos propensas a recibir con los brazos abiertos el progreso y la libertad de las personas.

 
.