jueves, 11 de abril de 2024

El poder es del trabajador no del patrón

Suena el despertador, te vistes rápidamente para no perder el bus, al salir de casa ves que ni ha amanecido. El bus está repleto de gente, van todos callados hasta sus trabajos. Muchos de ellos llevan una bolsita, en ella el tuper de la comida. Por delante 8 horas, para los más afortunados, y algunas menos para aquellos que cuentan con contratos más precarios o para quienes deciden reducir jornadas para conciliar. A final de mes un salario, insuficiente, aunque mayor que años atrás, para afrontar la vida. La vuelta a casa es en el mismo bus casi con la misma gente. La diferencia está en que las caras son de mayor cansancio y en las bolsitas los tuper van vacíos.

Al llegar a casa compartes experiencias con tu pareja. Puede que esté trabajando y te cuente su día o que esté sin trabajo y entonces te cuente lo que ha dicho Herrera en la Cope, más tarde lo que ha dicho en la Mirada Crítica Inda para después relatarte a quién han entrevistado en Espejo público o qué han dicho en Al rojo vivo. Sin olvidar la valoración de la actualidad que haya podido hacer Ana Rosa durante la tarde. Aderezado con los comentarios que os haya suscitado leer Okdiario o El Mundo.

Ya juntos, os disponéis a cenar, veis el informátivo de Telemadrid y posteriormente os empapais de la tertulia de actualidad que hacen en el Hormiguero.

¿Por qué? Porque así es el sistema. Porque los medios son el Cuarto poder y porque te necesitan ahí. En esa posición de insatisfacción continua y agradecimiento máximo al poder. Porque te cuentan que gracias a esos que tanto tienen tú puedes vivir, irte de vacaciones, salir a comer a un restaurante o comprarte alguna zapatilla de marca. Que si ellos caen caes tú. Pero, ¿Te has planteado que la realidad sea justo al contrario? ¿Que sin tu trabajo, sin tú madrugón, sin ese sueldo ínfimo, sin ese alquiler imposible, sin esa hipoteca desmesurada, sin esos precios desorbitados y sin esa falta de vision crítica hacia lo que ocurre a tu alrededor, ellos no tendrían esos coches de lujo, esas mansiones o esos pisos en los mejores barrios y más cuidados, esa posibilidad de comprar lo que les apetezca para comer o ir a los restaurantes más reputados. Irse de vacaciones a cualquier parte del mundo o ponerse esos sueldos que ni en varias vidas podrías tenerlos tú?

De eso se trata, de que creas que la sanidad no puede mejorar, que la educación tampoco, que tu sueldo es más que suficiente, que tu alquiler no está tan mal o que has tenido suerte con la hipoteca que te ha ofrecido el banco.

Eso es el poder, ellos son pocos y sin tí que perteneces a una clase trabajadora que es mucho mayor en número no podrían pertenecer a ese club tan exclusivo. Necesitan que atiendas esos mensajes repetitivos durante todo el día, que te los creas, que los defiendas entre tu entorno con entusiasmo y furia, que les admires, que les sigas aupando mientras que tú sigues viendo todo ese show desde abajo, cogiendo las migas que ellos te quieren dar. Disfrutando de ese estado de bienestar que te han contado y perteneciendo a esa supuesta clase media que te dicen ser. Eres un trabajador que vales mucho pero tienes que saber que tienes ese valor, saber que tus impuestos son los que mantienen tu calidad de vida, que sin lo público estás en sus manos y que te dejarán caer porque lo primero es que ese estatus del poder siga fuerte.
 
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