sábado, 16 de mayo de 2020

Civismo, una gran palabra desconocida para algunos

Les molesta que España sea de todos. Les molesta que haya un gobierno de izquierdas. Les molesta ver cómo sus caprichos no valen de nada frente a este momento de crisis sanitaria.

Protestar está genial, manifestarse y expresarse en libertad defendiendo lo que se cree justo. Pero protestar a deshora es injusto. Y digo que es injusto porque saltarse unas normas sanitarias puede suponer un mal para muchos. Para muchos que sí respetan las normas. Esas protestas con cacerolas a estrenar, con ese toque chic y ese tono caprichoso para hacer ver que ellos se pueden saltar las normas porque su dinero les da ese caché es del todo cutre y egoísta. Protestar ahora les parece mucho más lógico que protestar estos años atrás cuando sus políticos de cabecera recortaban en derechos fundamentales recogidos en la constitución española, sanidad, educación, derechos laborales... Esas protestas les parecían de gente de izquierdas que solo salen a la calle a hacer ruido y a crear desorden y romper mobiliario urbano. Pero desde luego, esta gente tan fina y elegante y con tantos modales a la vez que tan luchadores por los derechos de todos los españoles deberían de ver los vídeos en los que salen sin guardar distancias de seguridad, golpeando elementos del mobiliario urbano y creando un momento caótico de ruido y aglomeraciones de gente que atenta directamente contra el derecho de asegurar la salud de toda la ciudadanía en un momento de crítica situación sanitaria.

Vergüenza da este tipo de comportamientos por parte de los ciudadanos pero más vergüenza da que desde la política se anime a que esto ocurra. Porque, la libertad de un individuo acaba donde empieza la de otro. Y perdonen señores y señoras de cazuelas caras, casas caras y demás cosas caras, pero todos tenemos derecho a estar seguros y velando por la salud de toda una ciudad. Y el gobierno no es quien está atentando contra nuestras libertades, sino que son comportamientos tan poco cívicos como saltarse las normas de un estado de alarma, saltarse el distanciamiento social lo que atenta contra nuestras libertades. Su imprudencia es un riesgo para todos.

martes, 5 de mayo de 2020

Ansia de poder hasta en tiempos difíciles

La verdad es que te levantas por la mañana y piensas... Confinados y con este virus dando vueltas, ¿que más puede pasarnos? Y pasar, pasan cosas. Por ejemplo... Que España tenga una oposición nada constructiva, que simplemente critica sin proponer nada. Y que cuestiona toda decisión de un gobierno que intenta sacar a todo un país de una crisis sanitaria que ellos no han provocado y, sin embargo, la mala gestión de muchos años atrás de quienes ahora les critican sí está agravando.

Es paradójico todo. Por ejemplo, que Casado o su partido critiquen a Fernando Simón. Ellos, que tienen esos currículum tan interesantes. Esos estudios tan avanzados. Perdón, es que me da la risa. Criticar a una personalidad como Fernando Simón me parece una broma de mal gusto.

Ahora, parece ser que el PP ha decidido que la sabiduría está bajo las ideas que Vox lanza como si de un aspersor del odio y la polémica se tratara. Consideran que ya no van a apoyar al gobierno porque no les gusta nada nada lo que hace Sánchez. Porque antes pedían confinar y decían que Sánchez lo había hecho mal y ahora piensan que mejor todos a la calle, a disfrutar del calor y a trabajar y producir. Eso sí, quieren que el gobierno desvincule los ERTES del estado de alarma porque oye, escuchar a los expertos, sanitarios y demás personalidades que sí que saben de verdad de este tipo de temas es una tontería, lo mejor es decir lo primero que se te pasa por la mente y jugar con fuego poniendo a la sociedad en una situación crítica si llevas a cabo tu raro nuevo objetivo de no querer un estado de alarma que es lo que permite limitar movimientos, que demostrado está, es lo que hace que los contagios y la situación sanitaria estén bajo control.

Mirando hacia atrás, te da por reflexionar y eso de que todo el mundo aprendería algo de esta situación era mucho esperar. Parece ser que esos aplausos, la extremada preocupación por las muertes de toda esa gente que ha sufrido el covid eran angustias pasajeras. Porque, si ahora acabamos de golpe con el confinamiento, nos ponemos todos a desplazarnos y a trabajar como dios manda y ellos consideran, para que este país, esta España con la que se les llena la boca, y en la que vivimos personas españolas que no nos parecemos, menos mal, nada a ellos, salga adelante económicamente, ¿como se quedará a nivel sanitario? ¿A nivel de contagiados y muertos? ¿Han preguntado a esos sanitarios a los que tanto aplauden y a los que tanto quieren homenajear qué les parece que hagan este tipo de oposición y promuevan este tipo de osadas decisiones?

El gobierno actúa dialogando con las comunidades y gestionando un país, que como muchos del mundo, está en una situación extremadamente delicada como para andar con pulsos políticos en busca de quién va a ocupar el ansiado asiento del poder. Y es necesario conocer que, en España, la sanidad está transferida a las comunidades autónomas, en el caso de Madrid el PP lleva gobernando seguidos una cantidad de años considerables como para que sintieran que esa precariedad de la sanidad madrileña ante una pandemia de este calibre la haya dejado tan dañada. 

Al final se trata de gobernar, dialogar, solucionar y, sobre todo, querer el bien general. Y eso, quizás, no esté al alcance de todos los políticos.


 
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