La precariedad laboral está a la orden del día. Los empresarios se ven cada vez más poderosos y el Gobierno parece feliz de darles más derechos. El ciudadano día a día está más indefenso, y en muchas ocasiones se puede encontrar perdido a la hora de intentar reivindicar lo que le corresponde.
Estela, una ciudadana que fue despedida por ejercer su derecho a la huelga ha tenido que ser readmitida e indemnizada ya que la justicia ha considerado que se vulneraban sus derechos. Ella fue una valiente que no se rindió ante una repugnante injusticia.
España cada vez parece tener trabajadores más conformistas. Aceptar todo lo que la empresa plantea por el terrible miedo al despido y a la dificultad de encontrar un nuevo puesto laboral en la crisis en la que estamos sumergidos son las razones fundamentales. Pero ¿se hace bien aceptando tanto? ¿mejora algo en España haciendo eso? Al revés, los trabajadores cada vez serán más vulnerables porque nadie tendrá el valor suficiente para alzar la voz contra quien se dedica a oprimirle.
Los empresarios tienen que ver limitado ese poder bochornoso que le ha dado este cuestionable Gobierno y los trabajadores deben luchar fervientemente por todos y cada uno de sus derechos.
Los empresarios no son nada sin trabajadores, es por eso, que estos últimos deben valorarse y lograr alcanzar el estatus que realmente les corresponde.
Muchos, hace años, lucharon por que los derechos laborales fueran dignos y otros muchos están haciendo que todo eso deje de ser válido por no involucrarse en injusticias similares a la de Estela y su despido.
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