jueves, 1 de noviembre de 2012

Decisiones políticas absurdas crean naciones en declive

¿Qué pasa en España? ¿Compensa quedarse a vivir en un país que va a la deriva y en dónde nadie parece ponerse de acuerdo en escoger el camino para salir del desastre?¿Debe el Gobierno contar con un poder en ocasiones excesivo para imponer a la sociedad decisiones del todo absurdas y discriminatorias en muchas ocasiones contra los más débiles? ¿España es para todos o empieza a ser sólo para unos pocos?

Tasas por la justicia, euros por las recetas, bajadas de sueldo porque los empresarios tienen un margen de beneficio que no les permite ser igual de poderosos, humillaciones laborales para mantener puestos de trabajo que ni de lejos son joyas que hay que valorar, frustraciones personales por verse sumidos en circunstancias jamás pensadas, desahucios en cantidades exageradas por excesos del pasado, banqueros rescatados porque el miedo a la quiebra del sistema bancario es un mal de esta crisis, políticos corruptos que intentan dar lecciones de vida, políticos anclados en ideas de la prehistoria que creen salvar España y se encuentran lejos de ese objetivo, ciudadanos indignados que se movilizan y reciben palos de la policía, cuerpos de seguridad que se creen los nuevos héroes por defender a los poderosos pero que para nada cumplen con su labor de dar seguridad a la población y crear un ambiente de libertad en la nación, población que ve cómo su destino no tiene una meta clara pero deja el tiempo pasar y no alza la voz para manifestar su disconformidad.



¿Siglo XXI? Deberíamos estar viviendo en otras circunstancias, o quizás esto pasa por creernos todo lo que unos pocos con poder nos dicen. Nunca fuimos una nación tan poderosa, nunca tuvimos tanta influencia a nivel mundial, nunca dejamos de ser España, un país medio, con tradiciones y con una economía que intentaba igualarse al resto de Europa y al resto de los países desarrollados después de padecer un atraso y aislamiento de bastantes años de Dictadura. El camino era más largo de lo que los españoles quisimos ver, todos los países poderosos han sabido trazar una buena senda con esfuerzo, trabajo y paciencia. El "boom de la construcción" y las ambiciones personales de algunos por estar en las fotos de hechos relevantes de la Historia acompañados por lideres políticos de naciones punteras fue pecar de avariciosos, de querer tener un sitio en los libros de Historia que no tocaba en esos momentos. Ahora todas esas malas decisiones se pagan. España se destroza y no es culpa de los catalanes ni de Zapatero como algunos quieren hacer ver. Seguir lanzando esas cortinas de humo no hacen más que demostrar que España todavía no es un país fuerte ni maduro para estar dentro del grupo de grandes potencias mundiales.

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