sábado, 12 de junio de 2010

Eduardo García Serrano se disculpa por los insultos a la consejera

Eduardo García Serrano ha tenido que pedir disculpas a la consejera de sanidad catalana tras los gravísimos insultos pronunciados en el programa El gato al agua. ¿Es suficiente ese perdón? ¿Son unas disculpas sinceras o, tanto el periodista como la cadena se han visto en la obligación de hacerlo debido a la indignación social y a que el PSC se dispusiera a tomar medidas contra ellos? Realmente esas disculpas no se sabe bien como tomárselas. Es decir, si realmente fuera algo puntual y no algo que aconteciera con cierta asiduidad en las intervenciones de dicho contertulio puede que resultara algo más creíble. Ciertamente, sus críticas normalmente, a pesar de ser demasiado duras no caen en los insultos tan bárbaros como los del otro día. Pero, lo que si suele ser algo habitual es que emplee calificativos poco agradables o poco recomendables siendo un supuesto profesional que presume de mucha cultura y que, sin embargo, roza lo ofensivo en alguna que otra ocasión.



El momento en el que se dispone a disculparse con la consejera es realmente memorable. Sí, se disculpa pero, lo realmente destacable es que deriva ese perdón en un discurso que poco tiene que ver con detallar exactamente por qué se retracta.

Una vez más, Eduardo envuelve a su audiencia en palabras muy sesudas, en un discurso perfectamente construido no falto, por supuesto, de esos toques culturales que tanto le gustan. Y, sin embargo, toda la crueldad que demostró cuando propino semejantes insultos a la consejera se ha convertido en una imagen de victimismo al disculparse y posteriormente pedir abandonar el programa por no considerar oportuno permanecer en el debate ese día. Es decir, como si lo que realmente hubiera ocurrido es que las palabras y los improperios se hubieran apoderado de él en el programa en el que aconteció toda esta polémica y tuviera que demostrar que realmente él no fue imprudente al opinar de una manera tan poco argumentada, sino que se dejó llevar por el momento y por su indignación.



Intereconomía debería reflexionar sobre la tónica de sus programas y sobre la ética de sus profesionales. Aunque parece ser que eso no es algo que ellos crean así ya que en su página se observan artículos sobre el tema que lejos de lamentar la actuación de Eduardo intentan demostrar lo muy señor que es, a pesar, de haber faltado gravemente el respeto a una mujer, y a todos aquellos que estén de acuerdo con el proyecto emprendido por la consejería de sanidad catalana. La crítica siempre es buena. Por supuesto, cuando se trate de crítica constructiva y no simplemente destructiva y dañina. 

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