Los sindicatos han convocado una Huelga General contra un Gobierno que, quizás, no está actuando del todo como sus votantes esperaban. Ha aprobado una reforma laboral que no es del todo ideal para el trabajador. Pero, como en todo, cada parte tiene su punto de vista.
Desde luego, los sindicatos ya no pueden presumir de ser esa voz que defendía a ultranza al trabajador. Esta huelga no va a lograr limpiar su imagen. Nadie se cree que miren en todo momento por el bien de los trabajadores. En los tiempos que corren hay demasiados interesas en esos rangos de poder que limitan que esa labor sea del todo ideal.
¿Una Huelga General proyectada a varios meses vista? Lo suyo es convocar una Huelga prácticamente inmediata a cuando se alcanza el grado de desacuerdo máximo, en este caso, con el Gobierno. Ahora, ¿de qué sirve? La reforma ya está ahí.
La política tiene que cambiar mucho para que los ciudadanos vuelvan a confiar en sus políticos. Ningún partido es fiel a las ideas que les dan forma. El PSOE no es aquel que un día fue con Pablo Iglesias, al igual que el resto de formaciones políticas como IU o PP tampoco hacen gala de aquello que defendían quienes los fundaron.
¿Tendrá la Huelga una sonada repercusión? ¿La secundará mucha gente? El día 29 se sabrá si los sindicatos han tenido éxito al plantear esta huelga contra el Gobierno sin haber luchado tiempo atrás como tendrían que haberlo hecho en defensa de los derechos de los trabajadores.
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