jueves, 1 de abril de 2010

Entre parques y monumentos

Esta ciudad está repleta de sorpresas. Tiene más de 3230 hectáreas de parques y zonas de juego, eso hace que sea la segunda ciudad de Canadá con más áreas verdes per cápita, después de Edmonton. Se trata de la capital del país y la cuarta ciudad más grande de Canadá. Está situada en el extremo sureste de la provincia de Ontario. El río que pasa por ella es el denominado río Ottawa. Es una ciudad con historia, mitad inglesa mitad francesa. Sin lugar a dudas, Ottawa ha conseguido ser un lugar neutral en el que la vida es muy tranquila.

Fue la Reina Victoria en 1857 quien decidió que fuera la capital de Canadá. Por aquello de su neutralidad logrando que convivieran ambas lenguas y porque la frontera con Estados Unidos está los suficientemente alejada como para que no lograran invadirla, que por aquellos remotos tiempos se estilaba eso de las invasiones de las colonias británicas al norte.

Pasear por sus calles descoloca al turista, por un instante puede creer que está en Europa. Nada de exageraciones ni carteles luminosos típicos made in América. Allí hay edificios oficiales con una arquitectura más típica de zonas europeas. Aunque la mezcla de edificios antiguos con otros puramente modernos, más altos y acristalados hacen que Ottawa mantenga la esencia norteamericana.

Ottawa (imagen de Rosa)

Además de poder visitar maravillosos edificios como el Parlamento, también se puede ver la Galería Nacional de Ottawa o diversos museos que hacen que la ciudad tenga un ambiente bastante cosmopolita.

Cuenta con una animada vida social. Son típicos los festivales, como el Festival de los Tulipanes, el del Día de Canadá o, si visitas la ciudad en invierno, el patinaje en la pista helada más grande del mundo a lo largo del Canal Rideau (su extensión es de aproximadamente 7.8 km). Además desde hace algún tiempo acoge a industrias tecnológicas que le dan mayor vida a esta tranquila ciudad.

Ottawa es genial para poder hacer turismo de una manera distendida en una ciudad con monumentos, festivales, tiendas y restaurantes a los que acudir y además, poder relajarse observando cómo un maravilloso paisaje verde envuelve toda aquella riqueza canadiense.

2 comentarios:

  1. que envidia, me encantaría poder ir de turista por allí!! como un oasis junto a la locura de new york.

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  2. Otra con envidia (yo). Lo que me gustaría pasearme por allí cargada con mi cámara!

    Con lo bonita que es la fusión de estilos de todo tipo: arquitectónicos, sociales, culturales... :)

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