jueves, 8 de abril de 2010

La democracia se daña

En España se está llegando a un nivel de absurdez que ya raya lo ridículo. ¿Cómo un juez puede que tenga que sentarse en el banquillo de los acusados por investigar lo ocurrido en una época en la que se produjeron miles de crímenes? El franquismo parece intocable y no se sabe muy bien por qué. ¿Quiénes quieren hacer de esa terrible época algo de lo que no se pueda saber más? ¿Es justo que la sociedad no pueda saber toda la verdad sobre los crímenes del franquismo? Esto es una democracia, ¿no? Es inaudito ver cómo Manos Limpias, Falange y Libertad e identidad han conseguido que Varela, juez del Tribunal Supremo, lleve a Garzón a un juicio que la mayoría de la sociedad ve injusto y fuera de lugar.

El juez Baltasar Garzón (imagen de público.es)

Que finalmente se le inhabilite puede acarrear que muchas causas de gran relevancia queden a cargo, probablemente, de quien suele sustituirle, Santiago Pedraz, hasta que se nombre a otro magistrado para su juzgado. ¿Quizás Garzón es más valorado internacionalmente que en su propio país? ¿Por qué hay un sector de la sociedad que no ve con buenos ojos a unos de los mejores jueces que tiene España? Ciertamente, Baltasar Garzón siempre ha emprendido investigaciones y ha intentado que se juzguen casos que, en ocasiones, han destacado por polémicos. Pero su valentía y su coraje han logrado que la justicia haya actuado realmente bien en reiteradas ocasiones. Por ejemplo, con la causa contra la familia de Pinochet.

El debate social está sobre la acusación de prevaricación. Nadie entiende bien por qué se le acusa de tal cuestión. Incluso Amnistía Internacional España afirma por voz de su director y como recoge en su edición digital publico.es, que ver a Garzón sentado en el banquillo de los acusados -sería "el primer caso" de un juez acusado por un delito de prevaricación por una causa que afectaría a miles de víctimas- enviaría "un mensaje tremendo a otros países". Lo peculiar de todo esto es que el caso se está basando en la ley de amnistía de 1977. Recurrir a ello, lo que parece hacer es coartar la libertad de poder ahondar en los hechos de tan gris época. Además, Beltrán también ha comentado que en otros países ese tipo de leyes han sido derogadas o por tribunales supremos o internacionales para poder actuar ante lo que se entiende como injusticia sobre las víctimas de este tipo de hechos.

¿Por qué hay que olvidar todas las injusticias de esa época? ¿Las víctimas no tienen derecho a que un juez intente que quienes actuaron mal contra unos inocentes paguen sus erróneos comportamientos? ¿Por qué este país sigue consintiendo que ciertos sectores de la sociedad apoyen descaradamente el franquismo, incluso denuncien a quienes lo investigan? Al parecer, investigar el franquismo no es lo más oportuno tras tanto tiempo, pero, ¿quienes todavía salen a la calle en días concretos, véase el 20N, para homenajear al Dictador Franco están actuando acorde al momento histórico en el que vivimos? ¿Esa gente está respetando a las víctimas de ese horrible periodo de la historia de España que todavía siguen, en muchos casos, sin saber dónde están sus familiares fusilados por el régimen?

En España todavía hay muchas contradicciones. Y, la mayor contradicción que se está dando en la actualidad es sentar en el banquillo de los acusados a un juez que siempre ha luchado por hacer que lo justo sea lo que prevalezca.



La sociedad se está movilizando para apoyar a Garzón y es que es algo justo. El juez siempre ha velado porque los ciudadanos se sientan seguros y puedan confiar en que la justicia tarde o temprano actuará contra quienes no acatan las leyes. Lo justo es que ahora los ciudadanos le respalden y le muestren un total apoyo.

7 comentarios:

  1. Hola Rosa. Es tristisimo que un juez que ha abierto muchas causas importantes vaya al banquillo de los acusados. Rosa, tengo una curiosidad de qué le cuestionan tanto a Garzón? y qué sector hace esos cuestionamientos y paralizan los procedimientos que realiza este juez de la Audiencia?

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  2. Yo siempre había creído que para que un delito de prevaricación fuese tal, era necesario demostrar por parte de la acusación que ha habido intencionalidad y dolo.

    Por eso no creo que le condenen. En cualquier caso, es increíble que esto esté sucediendo...

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  3. Le están cuestionando la competencia para poder investigar los crímenes del franquismo. Existe una ley de 1977 que viene a decir que todo lo que ocurrió anteriormente queda atrás para poder dar paso a una transición pacífica hacia la democracia. Le denunciaron el sindicato ultraderechista Manos Limpias, el partido denominado Falange y la asociación Libertad e identidad.

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  4. Todo por el ocultismo, lo único que espero, es que no le condenen, hay mucho interés y mucho politico de un partido en concreto, que le tienen mucha tirria...

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  5. Bueno, como le prometí a Rosa voy a colgar una nota discordante. Aunque la voy a colgar en 2 trozos porque blogspot no me deja ponerla del tirón.

    Considero que, bien por ignorancia o bien por falta de argumentos, se están entremezclando dos debates que no guardan relación, como son el jurídico y el político. Y no guardan relación porque las implicaciones que cada uno tiene son muy distintas.

    El primero es el debate jurídico, en el que se investiga si el juez Garzón prevaricó. La prevaricación se define en el artículo 446 del código penal empezando así “El Juez o Magistrado que, a sabiendas, dictare sentencia o resolución injusta será castigado [...]”. Así que judicialmente, se trata de discriminar si Garzón empezó una resolución injusta (injusta = no sujeta a justicia, es decir, a la ley) o no.

    Y esto que parece una tontería, es la madre del cordero para que se le impute. Porque un juez tiene la obligación de interpretar y aplicar la ley, pero nunca, nunca puede saltársela a la torera porque él considere noble su acción. Para ello se creo el concepto de la división de poderes según la cual el judicial no puede intervenir en el legislativo y viceversa. La acumulación de poderes en una sola persona es más propio de una dictadura que de cualquier estado democrático, por muy linda que nos pueda parecer la acción consecuencia de esa acumulación (hay quién disfrutaría viendo fusilar a rojos, pero eso no hace noble la acumulación de poder de Franco). El hecho de que un juez decida ser también parte, no es más que una patada en los cojones al sistema democrático actual por parte de uno de sus máximos exponentes. No es baladí el tema.

    Para cerrar este punto, cabe decir que la definición de la ley de amnistia y las leyes del derecho internacional pueden aparecer como asidero a la acción de Garzón, y queda en manos de los propios jueces determinar si sencillamente malinterpreto las leyes que chocan entre sí o si lo hizo a sabiendas[...]

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  6. Por otro lado, se plantea el jugoso debate político, ese que parece ser capaz de justificar la posible prevariación de un juez. Este debate parte de lo absurdo de la ley de amnistía en el momento presente, habiendo poca gente que se atreva a hablar del momento pasado y los que hablan, lo hacen en términos de bochornoso pacto de silencio. Bien, analicemos los dos momentos y las implicaciones de las acciones.

    Existe un acuerdo más o menos unánime en que la ley de amnistía supone una huida hacia delante, una forma de evitar revanchismos en un tiempo muy delicado donde (para bien o para mal) se eligió olvidar los crímenes pasados para intentar crear un futuro sin crímenes. Se puede pensar que faltó valor, que las heridas mal curadas nunca cierran del todo, pero entiendo que había que estar allí para entender que cuando todos estaban enganchados de los huevos, a lo mejor lo más inteligente resultaba no hacerse daño. Los muertos no iban a resucitar y los vivos podían pasarlas –aun más- putas. No hay que olvidar que el ejercito ni estaba limpio, ni se iba a dejar limpiar.

    Respecto al momento presente, se propone ignorar esa ley. Para empezar, vuelvo a decir que un juez no es quién para ignorarla puesto que existe, y ES TAREA de los ciudadanos hacer público nuestro descontento con la misma para promover su derogación. Aunque yo me pregunto ¿qué ganaríamos? Porque ojo, el texto de la ley de amnistía dice lo siguiente:
    “I. Quedan amnistiados:
    a. Todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día 15 de diciembre de 1976.[...]”
    Como se puede ver, no existe un límite temporal inferior. Se puede considerar el inicio de la guerra civil, pero, ¿no sería injusto para los familiares de aquellos muertos durante la II República? Y ya puestos, ¿qué crímenes anteriores han de dejarse de juzgar? ¿Merece más atención mi bisabuelo que mi tataratatarabuelo ejecutado por las huestes de Fernando VII tras gritar ¡viva la Pepa! (es un decir)?. Las sensibilidades son algo muy voluble y subjetivo, no debemos olvidar que en España todavía hay gente del “partido Carlista” (con dos cojones) que pueden declararse sensibles a las muertes políticas de aquellos años.
    Existe una máxima que dice que “la justicia, cuando llega tarde, ya no es justicia”. Remover la mierda de hace más de 35 años –por muy deseable que en principio pueda parecer- no servirá para compensar a nadie porque no existe compensación ante lo pasado. Lo más que puede servir es para remover mierda, para olvidar los verdaderos problemas del presente (y es que seguimos yendo a votar a los hijos de aquellos que ahora se encuentran hábilmente diseminados entre PSOE y PP) y para que se nos llegue a olvidar que lo último que puede hacer un juez, es no atenerse a justicia.

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  7. Continuando, acabo de leer este extracto del auto del juez Varela:

    "No se requieren denodados esfuerzos o inusuales conocimientos
    jurídicos para conocer la existencia de plurales teorizaciones y propuestas
    acerca de la perseguibilidad de los crímenes de lesa humanidad u otros de
    los que se consideren en el denominado derecho penal internacional.

    El ejercicio de la potestad jurisdiccional no es el ámbito propio de
    la teorización, como tampoco lo es de lo que algunos denominan
    imaginación creativa, por muy honesta o bienintencionada que se
    autoproclame. Menos aún cuando aquella potestad se ejerce en el ámbito
    penal, que es el que de forma más intensa incide sobre la libertad de los
    ciudadanos (STC 41/1997).

    Sin duda el debate teórico y público puede enriquecer a quienes
    tienen la responsabilidad política de conformar el ordenamiento jurídico.
    Quienes consigan la mayoría parlamentaria suficiente al efecto bien tienen
    a su alcance hacer efectivos aquellos anhelos de justicia promoviendo y
    aprobando las oportunas modificaciones legislativas. Esta es su
    responsabilidad que no puede transmitirse, desde su pasividad, al juez
    penal. El Poder Legislativo podrá entonces derogar la ley española de
    amnistía de 1977 y redefinir el alcance de la retroactividad de las normas
    sobre prescripción. Solamente restará, en tal caso, examinar si con tal
    decisión se supera el canon constitucional.

    Esa es la pauta y la referencia del enjuiciamiento a que, por ahora,
    estamos sometidos. Ese es el límite y también la razón de ser, la única, de
    la independencia del juzgador en una sociedad democrática: la recta
    aplicación de la ley vigente. Tarea que no siempre será compatible con el
    seguimiento de la opinión, más o menos homogénea, de juristas de
    relevancia pública."

    Pos eso

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